Myriam Wigutov en su libro La Rueda Púrpura llama Bruja a nuestra capacidad,a nuestra función de desarrollar nuestra propia ciencia, nuestros propios saberes para sanarnos a nosotras mismas (y eventualmente a las o los demás). “Llamaré Bruja a todas aquellas intuiciones, visiones y pensamientos que son nuestro instinto, nuestro olfato y el famoso sexto sentido que en nombre de la civilización ha quedado reprimido y degradado, pero que no ha muerto ni quemándolo en la hoguera. Llamaré Bruja a ese territorio recuperado de mitos, tecnologías femeninas, internas o externas; a ese espacio de unicidad de todos los mundos, de inclusión en un todo ecológico. Al continuo de la creación y su interconexión.A cada mujer, reprimir Su Bruja, le provoca un sinfín de enfermedades,a ellas mismas y a su alrededor: depresión crónica, insociabilidad, melancolía y otros males. Desde aquí clamo por nuestro poder curativo y su resacralización. La cultura ha querido manipular y forjar a su antojo a la...